Salpican ferozmente el agua los caballos de piel blanca, se escurren los torbellinos de paz encima de mi piel cual gracia divina de los dioses, como si el mundo fuera paisaje y cantos de aves, como si el verde del campo fuese el paraíso bíblico que algunos profetizan… Heme aquí, lúcido en mucho tiempo, ex carnada de las almas, sin un ápice de culpa por haber dejado atrás al frío que me hizo fuerte, tumbado sobre la hierba que me cubrió con su vida, aferrado al tiempo detenido que me besa la esperanza, aprendiendo a echar raíces en el calor de mi compañía… Deberían ver derretido todo el caos sobre la hierba, ver al iceberg convertido en un tesoro sin dueños, siendo uno con la tierra que pisan sus pies descalzos, siendo uno en el ocaso con su paz y con sus sueños… Por Mr. Yovo
Arte Diana Nieto

Increíble poema ♡