1
La muerte es desnudarse
de todo lo que uno no es
y despojarse del mundo
aún estando, todavía.
Salvo la última hora,
todas las otras muertes son puertas
hacia alguna nueva búsqueda.
2
Si pudiera hacer la más pura de las bellezas
desataría los nudos que me endurecieron
y anularía la desventaja de
vivir a tientas.
Lo bello es el arte de la vida
siendo leve.
Eso haría:
la levedad.
3
Hay quienes están detenidos en el tiempo de la barrera.
Detrás de las rejas desaparece la luz
y se expande la tristeza de la vida
como micelio,
sutilmente abriendo conversación
a los abismos.
Pero nadie dice nada;
no hace falta.
La anhedonia no tiene lenguaje,
solo jaula.
4
Nos han vetado la ternura.
Nos han enseñado que solo está habilitada
para niñxs y animalitos muy pequeñitos,
(disminuidos en diminutivo).
Nos han despojado de la sensibilidad
que precede a la intuición.
Nos quitaron la conciencia de la cercanía,
del calor del otrx y del cariño sensitivo
del amor.
Ya no somos cuerpo, sino distancia.
Tendremos que recuperar el abrazo
en el apuro de la ausencia.
5
Mi sol me salva de la vida.
Mi luna acuna la tristeza.
Y yo estoy para mí
con mi amor a cuestas
—intermitente—
aún en los eclipses.
Carolina Córdoba

Carolina Córdoba. Escribo desde que el cuerpo me obligó a decir cuando más empecinada estuve en cerrar la boca. Es decir, desde pequeña. Me llamo Carolina Córdoba; nací en San Francisco, Córdoba (Argentina) en 1986, en una ciudad con alma de pueblo donde las historias se susurraban al oído y eran la moneda de cambio con el aburrimiento (el típico chismerío, como se le suele llamar).
Desde pequeña, me fasciné con la biblioteca de mi mamá. Aunque no entendía nada, leía de todo, pues los libros me ayudaron a masticar la vida con un sabor un poco más dulce. Hoy soy una escritora principiante. He participado en concursos literarios, talleres de escritura y he recibido valiosas críticas que me han ayudado a pulir mi estilo, para encontrar mi lenguaje. Actualmente, estoy trabajando en la publicación y/o concurso de mi primera novela, una autoficción, y comenzando la segunda, explorando otro género.
Me transmiten un sentimiento de amor propio, al:
...desnudarse de todo lo que uno no es
y despojarse del mundo.
es una muerte interior para un renacer en nuestra propia esencia.
El poema final lo menciona
Y yo estoy para mí
con mi amor a cuestas
—intermitente—
aún en los eclipses.
El final es determinante, nos muestra que aunque de momento no exista la salvación y la calma ante la tristeza (eclipse), el amor propio es esa fuerza interna que permanece y es en sí misma la luz que nace de nuestro ser interno y nos hace salir adelante.
Gracias por compartir tu poesía Caro, un abrazo.
me encanta!! felicitaciones!!!